martes, 6 de mayo de 2008

La Escultura Griega


En la escultura, los griegos establecieron las líneas generales del arte clásico, y los romanos las extendieron por todo el Imperio.

Características de la Escultura Griega:

Antropomorfismo: el hombre, y en menor grado la mujer, son motivos de inspiración. El cuerpo humano, habitualmente desnudo, constituye lo natural.

Preocupación por conseguir la armonía y proporción: establecer una bella relación entre todos sus elementos y lograr una perfecta simetría. El ideal de belleza para los griegos está en la relación numérica entre las partes que conforman la obra de arte. Solo el número da proporción y equilibrio y consigue una armonía de las formas.

La constante influencia de civilizaciones orientales.

En su proceso de evolución se distinguen tres períodos:

Arcaico: siglos VII-VI a.C.

Características:

Representaciones de kouroi y korai (figuras de jóvenes hombres y mujeres). Los kouroi suelen ser atletas desnudos y las korai van vestidas. Unos y otras aparecen en posición frontal, rígidos, esquemáticos y con escasa expresividad en los rostros.

Clásico: siglos V-IV a.C.

Características:

Representa el inicio de una observación de la realidad más atenta. Con la obra “El Efebo de Cristo”, da paso a la pérdida de la frontalidad y la representación del movimiento.

La búsqueda de la proporción y de las formas perfectas.

Las representaciones apuntan a un cierto psicologismo.

Autores del período, destacan: Mirón (autor del Discóbolo), Policleto (creador de modelos de belleza masculina en el Doríforo y el Diadúmenos), Fidias (responsable de la decoración escultórica del Partenón y autor de Palas Atenea, conocida a través de copias posteriores y descripciones literarias) y Praxíteles (conocido por sus esculturas de Afrodita).

Helenístico: siglos III-I a.C.

Características:

Abandona la búsqueda ideal de la belleza corporal y empieza a representar al ser humano tal cual es.

La expresión de los sentimientos es prioritaria.

Entre las principales obras destacan: la Venus de Milo, el Laocoonte y el Fauno Barberini.



Manuel Cardenal Fernández

4º ESO

sección C

Nº 7

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